The gaze resilience

 La Resiliencia de la mirada: una arqueología duple

Por Abdel Hernández San Juan


   La luz es naturaleza, ello parece fuera de dudas, pero la luz también participa en nuestro sentido de la presencia, algo debe así hacer presencia ante nosotros solo cuando la luz esta allí, por lo tanto, aunque la luz es naturaleza, ella también participa en nuestra certitud fenomenológica que nos hace cerciorarnos de nosotros mismos, con nuestra subjetividad envuelta en ello.

   Un rio es un fenómeno natural afuera de nosotros pero tan pronto como un rio hace presencia para nosotros a través de la luz según nuestra mirada nosotros no podemos tan fácilmente poner a un lado nuestras impresiones subjetivas envueltas en nuestra mirada de la naturaleza predada de ello.

    Recordando a Barthes, la mirada y el alma nacen juntas, el alma nace exactamente cuando nosotros podemos decir que la mirada está formada en él bebe, la mirada no es una percepción pasiva de algo predado tampoco un simple reflejo objetivo de la naturaleza.

   Igual que ocurre entre nuestro sentido subjetivo de la presencia que no podemos reducirlo solo a como la luz hace la presencia posible para nosotros, entre nuestra mirada y los objetos predados a nuestra percepción en la naturaleza, tenemos la formación de algo nuevo.

   Sin embargo, ese algo nuevo no puede ser accedido en sí mismo exteriorizando nuestra percepción de los objetos de esa percepción según nosotros recibimos ello en un sentido meramente físico u óptico, sólo a través de la repetición que un signo implica para nosotros, a través de la formación de un lenguaje nosotros exteriorizamos nuestra mirada y la vemos como un signo de la mirada frente a nosotros, solo así estamos listos para percibir hasta qué punto algo nuevo adquiere forma entre nosotros y lo que vemos.

  Ver no es lo mismo que ver viendo, nosotros podemos ver por supuesto, a otra persona, por ejemplo, lejos de nosotros viendo, un rio por ejemplo, pero en esa forma nosotros no podemos acceder su mirada, nosotros no podemos simplemente ponernos su ojo en nuestro cuerpo, su mirada siempre pertenecerá al ojo de otro cuerpo, para acceder su mirada, incluso para acceder nuestra propia mirada más allá de una mera distinción entre el ojo y sus objetos, nosotros necesitamos exteriorizar ello en un lenguaje, necesitamos ver el ver o ver lo que ve el ver, pero no desde un afuera como un cuerpo ojo, sino accediendo a la interioridad de esa mirada que ve.

   Ello nos conduce a nosotros al lenguaje como un estado interno del sujeto, a su o a nuestra mirada, nada debe entonces ser considerado más interior para la subjetividad que la mirada

   Viendo la mirada exteriorizada en un lenguaje en el cual la mirada es un signo de la mirada, nosotros percibimos que ver un rio, mirarlo, no es lo mismo que ver el signo de una mirada viendo ello, lo que unos minutos antes fue exterior, ver a otro viendo un rio, paso a ser interno de acuerdo con una exteriorización que vuelve signo la mirada en el lenguaje.

   Para mi uno de los resultados más interesantes de las instalaciones y fotografías de Cristina Jadick debe ser verdaderamente vinculado al modo en que ella ha logrado proveer a las imágenes alrededor de este asunto en una forma original y rica.  

   Lo que yo considero curioso acerca de su exposición más reciente “Ïnto resiliense” es precisamente que su exposición elude su propio modo más usual de explorar las paradojas evocadas antes, aquí ella nos ayuda a nosotros a distinguir en un modo más definido lo que usualmente ella mezcla en sus exposiciones previas, la percepción y el objeto de la percepción, porque esta ella haciéndolo?, una exposición de fotografías desde la cual la percepción y sus objetos no son exactamente lo mismo?.

   Debemos nosotros sostener entre la percepción y sus objetos una resiliencia natural?.

   Está esta exposición consagrada a mostrarnos y a explorar el principio natural de una cierta mezcla entre la percepción y sus objetos?.

   Más sobre lo mismo, la relación entre la percepción y los objetos de la percepción ha sido desde mi punto de vista usualmente desatendida en todas sus posibilidades por la crítica de arte contemporáneo remitida a un mero asunto ocular y óptico.

   Para mi uno de los resultados más interesantes de las instalaciones en técnicas mixtas, las instalaciones fotográficas y las fotografías de Cristina debe ser vinculado a la atención que ella ha dado a ello.

   Su idea de resiliencia sugiere de hecho un cierto argumento natural desde que reconocido a través de las varias fotografías y paisajes que integran la muestra, la resiliencia puede ser hallada y encontrada en la naturaleza en si misma algo que ella explora y acentúa interponiendo todo el tiempo la resiliencia de los elementos naturales del rio.

  En “into resilience”, más que en ninguna otra de sus muestras anteriores, los elementos en juego, la percepción por un lado y sus objetos, por el otro, parecen estar puestas a un lado más que usualmente en su arte, entonces, además, no necesariamente como una forma de renunciar o salir de su usual conjugación semántica de ambas cosas en las superficies del lenguaje y sus sentidos, relaciones entre sensibilidad y sentidos en que la percepción y sus objetos han sido usualmente tratados por Cristina Jadick como una y la misma cosa.

  Yo he argumentado antes sobre las muestras de Cristina Jadick su exploración de un tipo de filigrana entre la luz y las texturas creando algo similar a lo que he llamado liminalidad. Mejor aún ella nos invita a nosotros a acentuar esta vez la distinción entre percepción y objeto en la medida en que ello nos ayuda a clarificar como los elementos en juego, aquí sobre todo los elementos de arte tierra en su obra, deben ser comprendidos como originalmente vinculados. 

   De hecho, usualmente la mezcla de instalación, arte povera y land art crea una profusión de elementos a través de lo cual los aspectos del land art usualmente vinculados con la espacialidad y más precisamente con las espacialidades naturales, tienden a perderse, desde esta perspectiva yo considero “into resilience” como una exposición a través de la cual rellamando la distinción entre percepción y objeto, nosotros podemos tener un sentido también de la necesidad de espacialidad en el land art y su importancia respecto al tema en cuestión de esta exposición, el rio bayou.

   Lo que nosotros tenemos aquí con esta muestra “Into resilience” debe ser entonces reconocido como una arqueología de la relación entre land art, espacialidades naturales y paisaje usualmente desatendida, pero no tanto para mantener separados percepción y objeto, sino para distinguirlos entre sí, ambas cosas, la percepción y la espacialidad de la naturaleza por un lado, y la mirada y sus paisajes por el otro, explorando como esta originaria conexión entre arte tierra y espacialidades del paisaje debe ser extendida y enriquecida en sus posibilidades semánticamente para investigar relaciones entre subjetividad, naturaleza y cultura.

     Ello nos permite a nosotros conocer como el land art debe ser considerado un elemento principal en su arte no tanto esta vez perdido bajo los elementos de arte povera e instalación, sino revocado, rellamado y explorado desde las técnicas mixtas del paisaje, el fotograbado y la fotografía.

   De hecho, tanto como nosotros tenemos esta vez piezas que dejan distinguir la mirada y los paisajes del rio tanto como al mismo tiempo también tenemos caminos a través de los cuales la materia encontrada en el rio es colectada transformando la tela o la bidimensionalidad de las superficies de la obra en metonimias de las superficies del rio. La materia del rio, objetos encontrados, etc, entra a la tela o a la superficie bidimensional de la obra colectada, tejiéndose sobre esta.

   Al mismo tiempo esto es paradójicamente también una metonimia de la propia especie de vitrina en que deviene la obra como signos de su mirada, ese inventario semiológico de un “yo estuve allí” en el rio de donde proviene todo ese material colectado, todo este inventario de elementos colectados en la superficie del cuadro ahora visto en reverso, es decir, no sólo como la resiliencia del rio tejiendo la tela, sino también la resiliencia de la mirada tejiendo el rio en la subjetividad.

    La ambigüedad de escoger y o de acentuar una cosa sobre la otra parece ser, si miramos hacia la muestra como un todo, intencional, más o menos consideradas como una metonimia de las superficies del rio o en vez de la obra de arte vitrinizando los motivos del rio inventariados, la muestra en ambas variantes nos remite a una arqueología simultánea, a una duplicidad. 

  La muestra es al mismo tiempo ambas cosas, por un lado es una negación del observador externo entendido como un mero recolector de evidencias arqueológicas inventariadas, para en cambio recodificar las convenciones del marco con el tropo de la resiliencia arribando desde los tejidos naturales del rio hacia la difuminación de la percepción y sus objetos, y al mismo tiempo, la muestra es también una negación del objeto como algo exteriorizado o denotado, como algo simplemente predado para en cambio dejar trabajar el tropo de la resiliencia pero esta vez en reverso, es decir, arribando desde la mirada y su alma y proveyéndole a nuestra imagen del rio un sentido de ello a través de la subjetividad y la sensorialidad de nuestro cuerpo para el cual el rio hace sentido.

   El acento en la espacialidad está lejos de ser algo ausente o nuevo en el arte de Cristina Jadick, por un lado, incluso aunque hablamos aquí de espacialidad en referencia al rio, los sitios de la realidad que son objetos de nuestra percepción evocados por sus paisajes, la espacialidad como un asunto de lenguaje define semánticamente las formas principales en que Cristina ha explorado la instalación desde siempre, pero por otro lado, considerado como algo externo más allá de las espacialidades de la instalación, ella ha sido en años recientes incluida en exposiciones enfocadas en ello tales como por ejemplo “lugares” y ella usualmente es atenta al tema como también se ve en su Facebook respecto a la muestra “on sites”.

   Ahora, además de la riqueza que hace especifica “into resilience” nosotros debemos agregar comentarios comparativos sobre su naturaleza desde el momento en que tan pronto comparamos esta muestra con otras de Cristina esta aparece como raramente acentuada en torno a la distinción entre el ojo y los objetos de su percepción, sin embargo, aun en esta muestra, ello es diseminado aun como es lo usual a sus obras.

   En pocas palabras, incluso en esta muestra, una exposición definida por preguntar hasta qué punto la mezcla entre la percepción y sus objetos puede ser verdaderamente encontrada en la naturaleza?, --la relación entre la mirada, la percepción, y lo predado a ella--, ello esta aun mezclado, difuminado y diseminado, es decir, explorado de acuerdo a sus resonancias en la subjetividad y la sensibilidad más que abordado como algo exterior u objetivo extraño al sentir interno de la sensibilidad y la multisensorialidad.

   Entonces, por lo tanto, lo que nosotros debemos realmente apuntar aquí como principal debe ser esto, que tan pronto como nosotros conocemos que la percepción y sus objetos son cosas separadas, distintas, tan pronto como al mismo tiempo nos preguntamos porqué nosotros en cambio las integramos?, porqué usualmente nosotros dotamos a los objetos y tenemos un sentido del asirlos como si estuvieran integrados a la percepción como una misma dimensión. Y la respuesta a esta pregunta paradójica no es fácil de ser resuelta, pero se haya del lado de los sentidos y los significados, nosotros integramos la percepción y sus objetos porque estos últimos son significativos para nosotros, ellos nos hacen sentido. 

    De este modo aunque el rio como paisaje puede ser exteriorizado como algo predado a nosotros en la naturaleza, nosotros no podemos tan fácilmente ser observadores cuando sentimos el rio en nuestra sensibilidad y cuando este último nos hace sentido en nuestra subjetividad envolviendo el sentido de nosotros mismos y de nuestra ciudad. Esto es para mí lo que la muestra de Cristina Jadick nos está diciendo. Nuestra sensibilidad, nuestra alma y nuestra mirada están tejidos en una resiliencia que viniendo desde la naturaleza misma del rio explica al mismo tiempo el principio de la resiliencia de nuestra mirada. 

   La realidad ella misma de hecho fenomenológicamente cristaliza para nuestros sentidos de un modo muy similar. 

   Nosotros sabemos que algo hace presencia ante nosotros en las formas, sabemos que tenemos una impresión de ello externa palpable en nuestra sensorialidad, como un data de nuestros sentidos, pero nosotros en vez tendemos a integrar lo que sabemos está separado, la percepción y sus objetos, desde el momento en que estos objetos son significativos para nosotros, desde que nos hacen sentido no podemos tan fácilmente ponerlos a un lado como algo separado de nuestras percepciones, no podemos tratarlos meramente como algo óptico u ocular, no podemos separar lo óptico de lo sensible, si la mirada y el alma nacen juntas desde la niñez algo hace crecer, extiende y transforma, disemina nuestras percepciones en nuestra sensibilidad.  

  La liminalidad explica esto

  Recuperando la espacialidad de ambas cosas el land art y los objetos nosotros debemos puntualizar de nuevo que es la forma en que cristina Jadick usualmente aborda los elementos naturales por ejemplo el mar y las playas en sus muestras previas o simplemente su constante alusión e inclusión de materias naturales tales como troncos de árboles, tierra, etc, materias y objetos encontrados en la naturaleza en varias de sus muestra, el camino a través del cual Cristina ha abordado el bayou river en esta muestra es entonces una continuación de su usual investigación ambiental sobre asuntos que conceptualmente son sobre subjetividad y cultura.

  Ciertamente, nosotros tenemos con esta muestra más que antes algunas piezas que puede ser remitidas incluso como paisajes en los que el rio esta allá afuera representado, pero nosotros también sabemos que es una exploración del rio en la subjetividad de acuerdo a como ello puede ser considerado culturalmente por nuestra sensibilidad y nuestra alma.

  Para esos que conocemos la importancia de este rio, yo de hecho viví varios años a solo unos metros del mismo, el rio significa mucho más que sólo un paisaje natural para una mirada pasiva, él es también vinculado con nuestra alma de la ciudad y esta subjetivamente tejido a ello, su exposición no puede ser entonces accedida y comprendida sin esta dimensión del rio para la subjetividad, ella recuerda de hecho la adaptación humana ante desastres naturales que ocurrieron tiempo atrás de modo que a través de fotografías cercanas del agua, del cielo y los árboles o de muebles y utensilios domésticos  fragmentados o yuxtapuestos como memorias intimas la exposición conjuga una constante alusión a una relación entre la resiliencia que puede ser hallada como algo que nace y es causado por la naturaleza en una resiliencia a través de la cual nosotros nos adecuamos o mezclamos, fusionamos o adherimos la percepción y sus objetos, es la mirada con su alma más allá de un mero aparato óptico a modo de ser adaptativos a los retos que la naturaleza usualmente nos significa.

  De hecho, Cristina a través de una serie de exposiciónes que tuve la oportunidad de experienciar en persona desde que las concibió en su studio puede ser definida como la artista quien en un modo más usual y original está desarrollando obras alrededor de esto.

   Considerándolo desde tres de sus exposiciones previas ella ha explorado un tipo de difuminacion de los bordes entre la percepción y sus objetos ensayando y logrando una densidad semántica de memoria de la materia a través de la cual usualmente la distinción entre la percepción y lo percibido es relativizada hacia una superficie de sensorialidad y sensibilidad que semánticamente une la percepción y sus objetos como si se unificaran uno en el otro.

  Hay algo en el arte de cristina que es como si los objetos estuvieran adheridos a la superficie de la percepción o diseminados en ella, esta idea de una superficie de la percepción debe ser sin embargo discutida a modo de lograr una elucidación en torno al signo de la mirada en su obra.

  Revisitando de nuevo algunas de sus exposiciones previas veíamos el uso de objetos encontrados, texturas y luz junto a la fotografía como por ejemplo en su muestra “el sonido del silencio” y ello nos conduce a pensar que ha explorado con esta muestra una movida que va de la liminalidad característica en aquella muestra y otros suyas hacia la resiliencia, ahora la percepción y sus objetos son más visibles, pero en muchas de sus instalaciones nosotros podemos reconocer como usualmente ella colecta los signos de la mirada y la percepción a través de inferencias dadas por la conjunción entre sensorialidad y sensibilidad, el sonido y los efectos visuales de las olas, la textura de los sacos que filtran la luz, las capas de la luz a través de la textura de materiales hallados o que denotan lo natural, la arena, etc, todo ello tejido en un modo en el que semánticamente percepción y objeto están unidos como en una superficie de memoria semántica, la integración de ambas cosas usual en sus instalaciones está relacionada a lo dicho antes, integramos la percepción y sus objetos porque estos nos hacen sentido y pasan a formar parte en nuestra sensibilidad, lo sensorial y lo sensible, la mirada y el alma están unidas, el mundo de la naturaleza aparece así según la subjetividad y es comprendido culturalmente.

  La liminalidad entra aquí para explicar porque la percepción se mueve más allá de lo óptico perceptivo y se disemina en lo sensible algo que debe ser comprendido verdaderamente como una extensión tan pronto como lo sensible y lo sublime participan a través de los sentidos y de lo que nos resulta significativo.  

  Esta muestra explora la dimensión natural de ello mostrándolo en la resiliencia misma de la naturaleza, la resiliencia de los elementos del rio y la resiliencia de la mirada. 

   Muchas de las impresionantes instalaciones de Cristina Jadick, sus técnicas mixtas, collages y yuxtaposiciones devienen únicas y originales precisamente por el modo como este asunto central es explorado en ellas, yo incluso diría que nosotros no podríamos comprender plenamente su arte sin comprender este asunto, una superficie densa de materia acumulada como una memoria semántica caracteriza sus obras y debe ser remitido aquí como crucial, algo respecto a lo cual “into resilience” nos trae una luz renovada.

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